By Angels Bernadó Escarré

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Teoría del desapego

Durante mucho tiempo, dos veces al año he practicado la sana costumbre de vaciar todos los cajones, armarios y rincones de mi casa, para eliminar todo aquello que se podía considerar, inútil, superfluo, pasado de moda o simplemente innecesario. Las primeras veces resultó bastante difícil. No conseguí deshacerme de mis queridos vaqueros de adolescencia hasta la quinta vez que vacié el ropero. Seguía empeñada en guardarlos, por si algún día podía volver a usarlos, cosa bastante improbable, después de veinte años, por una simple cuestión de tallas.
También se me resistieron algunos libros y revistas, fue muy duro regalar mi colección de "los cinco". Pero finalmente y después de tres intentos, fueron a parar a una escuela de mi barrio.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Orden

Ya de muy pequeña, mi distracción favorita era cambiar de sitio los muebles de mi dormitorio. Pasaba las tardes de invierno, vaciando armarios para volver a llenarlos después. Viendo ahora a mis hijos, a los que  debo recordar que recojan sus cosas, pienso que yo debía ser un poco rarita y venía defectuosa de origen. Por aquel entonces, jugaba a ordenar sin saber porque, tal vez ya sentía los beneficios del orden, sin ser  consciente de ello.
Con los años, mis juegos de niñez se convirtieron en una manera de ser. Crecí con el orden como base, y lo que inicialmente era ordenar cosas, se traslado a todos los ámbitos de mi vida.